Reforma del embargo por impago de hipoteca
Presentemos una situación totalmente inverosímil que se da actualmente en nuestro país en numerosísimas situaciones.
Una familia adquirió hace unos años una vivienda, por cuya financiación firmó una hipoteca. Al cabo de los años la situación de la familia empeora, llegando a no poder pagar la hipoteca. En este momento el banco envía una notificación de embargo del inmueble por el impago de la hipoteca, es decir, el banco se queda con la casa y la familia va a la calle. ¿Qué podríamos pensar ahora? Que esta familia debe rehacer su vida desde cero, buscar un alquiler barato que se puedan permitir... etc. Pero esto no es tan fácil, ya que, habiendo perdido su casa y habiéndosela cedido al banco por 0€, todavía deben pagarle al banco la misma cantidad de la hipoteca que le debían antes de quitarle la casa. La situación acaba con la familia en la calle y debiendo pagar una hipoteca aunque no tengan casa y con el banco cobrando la hipoteca de una casa que él mismo tiene.
Modifiquemos la legislación para que una vez esta casa ha sido embargada, su valor se reste a la deuda que aún debe aportar esta familia. Así es en el resto de Europa, así mejoraremos la situación de estas familias, para que si se les quita algo no tengan que seguir pagándolo.
Motiva pensar que vivimos en un mundo simple que únicamente necesita de buenas ideas que lo mejoren, porque si algo caracteriza a nuestro mundo es eso, la total libertad para ser mejorado. ¡Hagámoslo! Construyamos una sociedad igual para todos y sin engaños, de manera que sea un poco más justa para todos cada día. Cambiemos el mundo, aunque solo estemos basados en unas ilusiones infundadas.
Este blog se divide en Reflexiones, Protestas y Reformas, con sus respectivas subdivisiones, todos estos, temas que podréis encontrar descritos en las pestañas de abajo y divididos en la parte derecha de la pantalla.
"Si puedes imaginarlo, puedes hacerlo." Walt Disney.
"Si puedes imaginarlo, puedes hacerlo." Walt Disney.
domingo, 4 de septiembre de 2011
Reforma económica II - PYMES
Mayor protección a las Pequeñas y Medianas Empresas
Las llamadas PYMES (Pequeñas y medianas empresas) son el principal motor del sistema económico de nuestro país, llegando a producir hasta el 90% de los puestos de trabajo y el 87% del PIB, según el diario digital ComputerWorld, de IDG Comunications. No obstante, son el sector que más dificultades experimenta en el ejercicio de su actividad (sobre todo las pequeñas empresas) y al que menos facilidades se le aportan.
Sobra por tanto decir que estas empresas son clave en todo crecimiento que se quiera obtener en el ámbito económico. Por esta lógica, ¿qué pasaría si diéramos facilidades, una reducción fiscal, por ejemplo, a las PYMES, en especial a las pequeñas empresas? Pues pasaría que obtendríamos un dinamismo creciente de nuestra economía, basado en que estas empresas se verían libres de poder crecer, con su consecuente aumento en inversión en formación, tecnología e I+D+i. En resumen, obtendríamos un mercado más profesionalizado y eficaz en el que en el ámbito de investigación y desarrollo ocuparía un papel protagonista la inversión privada, ya que no se tendría que preocupar de salvar tantas trabas como actualmente.
El problema de esta medida se encuentra en que a corto plazo el Estado vería un descenso de sus ingresos fiscales, lo que, no nos engañemos, a medio y largo plazo se vería tornado en un nuevo aumento basado en la recaudación a empresas más fuertes. Además, una menor presión fiscal haría disfrutar a las familias cuya actividad base estuviera relacionada con una PYME, de mayor poder adquisitivo, lo que haría que consumiesen más, tanto en bienes como en servicios, hecho que reactivaría el mercado interior español y haría aumentar los beneficios empresariales. En resumen, esto es un círculo virtuoso.
Liberemos principalmente a nuestros autónomos de la actual presión fiscal que el Estado ejerce sobre ellos para fortalecer a nuestra clase media y en resumen y consecuencia a toda nuestra economía. En menor medida reduzcamos también esta presión sobre las medianas empresas, teniendo en cuenta para diferenciarlas el volumen de facturación de las mismas.
Las llamadas PYMES (Pequeñas y medianas empresas) son el principal motor del sistema económico de nuestro país, llegando a producir hasta el 90% de los puestos de trabajo y el 87% del PIB, según el diario digital ComputerWorld, de IDG Comunications. No obstante, son el sector que más dificultades experimenta en el ejercicio de su actividad (sobre todo las pequeñas empresas) y al que menos facilidades se le aportan.
Sobra por tanto decir que estas empresas son clave en todo crecimiento que se quiera obtener en el ámbito económico. Por esta lógica, ¿qué pasaría si diéramos facilidades, una reducción fiscal, por ejemplo, a las PYMES, en especial a las pequeñas empresas? Pues pasaría que obtendríamos un dinamismo creciente de nuestra economía, basado en que estas empresas se verían libres de poder crecer, con su consecuente aumento en inversión en formación, tecnología e I+D+i. En resumen, obtendríamos un mercado más profesionalizado y eficaz en el que en el ámbito de investigación y desarrollo ocuparía un papel protagonista la inversión privada, ya que no se tendría que preocupar de salvar tantas trabas como actualmente.
El problema de esta medida se encuentra en que a corto plazo el Estado vería un descenso de sus ingresos fiscales, lo que, no nos engañemos, a medio y largo plazo se vería tornado en un nuevo aumento basado en la recaudación a empresas más fuertes. Además, una menor presión fiscal haría disfrutar a las familias cuya actividad base estuviera relacionada con una PYME, de mayor poder adquisitivo, lo que haría que consumiesen más, tanto en bienes como en servicios, hecho que reactivaría el mercado interior español y haría aumentar los beneficios empresariales. En resumen, esto es un círculo virtuoso.
Liberemos principalmente a nuestros autónomos de la actual presión fiscal que el Estado ejerce sobre ellos para fortalecer a nuestra clase media y en resumen y consecuencia a toda nuestra economía. En menor medida reduzcamos también esta presión sobre las medianas empresas, teniendo en cuenta para diferenciarlas el volumen de facturación de las mismas.
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