Reforma económica VI - Sector bancario

Mayor control del sistema bancario


La ola de caídas financieras continúa día tras día en nuestro país. Hoy, ni tan siquiera una semana después de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, explicara en el Congreso que Bankia tendría unos beneficios netos de 300 millones de euros pero que aún así necesitaría entre 5.000 y 10.000 millones de rescate, sabemos que el gigante bancario registra realmente unas pérdidas de 3.000 millones de euros, y que para poder mantenerse, el banco necesita un rescate de 23.000 millones de euros sufragado con dinero público. Pero claro, esta es una cifra que, según palabras ayer en Tve de Jaime García-Legaz, secretario de Estado de Comercio, "se concibe para el peor de los casos". Es decir, los ciudadanos debemos pagar una cantidad cercana a todos los recortes que durante estos últimos meses viene haciendo el Ejecutivo por si acaso al banco le va peor. Recordemos que se hablaba por Enero que el Gobierno debería recortar unos 40.000 millones de euros de las cuentas públicas.

Este tema, el de Bankia, parece que ya está desbordando al Gobierno, ya que si no no se entiende que ayer el presidente Rajoy asegurara por la mañana que no va a ser necesaria una intervención de ningún órgano externo mientras, por la tarde, el ministro de exteriores, Margallo, afirmara públicamente que todavía están analizando la cuestión y que no han rechazado ninguna posibilidad. Y es que parece que, tanto así como Franco o Mussolini se aferraban al alto valor de su moneda como prueba de su renombre y respeto, Rajoy parece ligar su reputación a la consecución o incapacidad de salir de esta crisis sin ayuda exterior, lo cual hizo ayer que la prima de riesgo se disparara hasta máximos históricos, como consecuencia de las malas expectativas que nos esperan ante el panorama que parece pintarnos el presidente. Sin embargo, ni siquiera esto parece claro, ya que, mientras decía esto, pedía cooperación a las instituciones europeas.

A estas alturas, parece evidente que este Gobierno tiene graves problemas de comunicación, tanto con la opinión pública como con ellos mismos. Pero no parece que haya ni una pizca de voluntad de querer cambiar esta situación, sobre todo si escuchamos y creemos las palabras de Cayo Lara, al afirmar que "existe un acuerdo tácito entre el partido del Gobierno y el principal partido de la oposición para evitar que tenga lugar una investigación".

Y es que además, por si fuera poco con el enorme agujero negro dejado por Bankia, las contradicciones del Gobierno y su falta de información, Rodrigo Rato, ex-presidente de la entidad en cuestión, ha dejado su cargo sin ningún tipo de sanción. A todo esto hay que sumar que estos son los tipos de situaciones que debe controlar y prever el Banco de España, máximo responsable de la supervisión de las entidades bancarias de nuestro país. Llegados a este punto parece, ya no moralmente, sino económicamente necesario tomar ciertas medidas, como las siguientes:

1. Exigir responsabilidades de los numerosos hundimientos bancarios que han tenido ya lugar en nuestro país a los más altos cargos de los bancos españoles y al resto de responsables en cada caso. Sólo podríamos conseguir esto realizando las pertinentes investigaciones periciales en cada supuesto, para conocer dónde se ha encontrado la negligencia particularmente. Sabemos, como bien dijo ayer un alto cargo de la Patronal, que lo que ha ocurrido es consecuencia última de la coyuntura económica, no obstante, esto no exime de la responsabilidad de saber actuar frente a este tipo de situaciones, pues es de suponer que personas que están al frente de juntas directivas de grandes corporaciones no sólo van a estar cualificadas para dirigir en situaciones de bonanza. La encarnación última de estas responsabilidades deberían poder ser sanciones tanto administrativas, como civiles, como penales.

2. Exigir explicaciones al Banco de España y sus máximos responsables, y en su caso, investigar dónde se encuentra el problema, al igual que en el caso anterior, pudiendo tomar como última consecuencia los tres tipos de sanciones antes mencionadas.

3. Aumentar el poder de control del Banco de España sobre las juntas directivas de los bancos españoles.

4. Prohibir tajantemente la designación de los altos directivos la autodesignación de su salario, ya que estos son la imagen de la corporación, y por tanto no deben dar un ejemplo de derroche del dinero de los pequeños ahorradores. Conjuntamente, se debería imponer un límite a tales salarios, contemplando tanto el salario bruto, como los aumentos adicionales por horas extra o consecución de objetivos y las dietas.

5. Dado que esta situación ha estado generada por la cantidad de activos inmobiliarios en posesión de la entidad, de cara a futuro, es innegablemente necesario establecer un mayor control sobre las operaciones de alto riesgo por parte de las entidades bancarias, llamados activos tóxicos, como los créditos sub-prime.

6. Eliminar la presencia de políticos de profesión en las juntas directivas de los bancos, grandes o pequeños, puesto esto sólo lleva a extender redes de influencia, corrupción e ineficiencia.

7. Establecer la obligatoriedad de rendir cuentas por parte de los mayores responsables de las juntas directivas de los bancos ante el Congreso en comisión pública en caso de que ocurra algún tipo de problema de gran magnitud, como un desplome bancario.

8. Establecer la obligatoriedad de la auditoría múltiple, por parte de empresas tanto públicas como privadas, dado el grado de error que en numerosas situaciones han llegado a tener.

Esto sólo son una serie de medidas preventivas que se hubieran necesitado tiempo antes del estallido de la crisis. Llegados al punto en el que nos encontramos actualmente, parece que se necesitan otras opciones, como la creación de un Banco Público que absorba todos los activos tóxicos de los bancos privados españoles y que sobreviva gracias a la intervención de organismos externos, como el BCE o el FMI. Sin embargo, es cierto que la intervención de este tipo de organismos, sobre todo el FMI, traerían consigo una serie de medidas económicas ortodoxas adicionales, es decir, mayores recortes y mayores estrangulamientos para nuestra economía.

Una cosa sí parece cierta y segura, nuestro Estado, en la situación en la que se encuentra actualmente, no es capaz de rescatar a un banco que necesita 23.000.000.000 € para sobrevivir.