Artículo I: Contra la corrupción
Actualmente inunda nuestro país un ingente y creciente número de casos de corrupción política hasta el punto de que hemos llegado a verlo como algo normal y rutinario. Casos como el de Julián Muñoz y Jesús Gil en Marbella, el de Juan Enciso en mi natural El Ejido, el ya exagerado en evidencia y aceptación social de Francisco Camps en la Comunidad Valenciana y tantos otros como el de Melilla, Mallorca, más todos los que no conozco y los que no se han "descubierto" están asolando completamente nuestro panorama político, plagándolo de buitres que se arregostan en su sillón y esperan a recibir cantidades y cantidades de dinero hasta el punto de que se nos dificulta muy seriamente vislumbrar a los políticos de verdad. En este aspecto igual da el partido político: PP, PSOE, IU, PAL, GIL, UPyD... etc. Otro aspecto que es curioso a mi parecer es la diferencia de nuestro país con el del resto de Europa, siempre recordaré, pues me dejó impresionado, cómo hace uno o dos años un político austriaco cometió desfalco y cómo lo primero que recibió fue una denuncia de su propio partido, que temía que la imagen de corrupción se extendiera al resto de compañeros de partido. Como todos podemos comprobar diariamente, esto es un hecho muy diferencial en nuestro país, en los que los cabezas de partido se atreven a asegurar la inocencia de sus compañeros cuando no tienen ni la más remota idea de lo que ha podido pasar.
Todo este hecho de la corrupción está llegando demasiado lejos y debe ser regulado y controlado por la ley.
Por tanto:
<<Si se demuestra que un político ha llevado a cabo en cualquier momento de su vida política cualquier tipo de acto corruptivo será expulsado inmediatamente de su partido, estándole prohibido de por vida tanto afiliarse a este mismo y a cualquier otro partido, como fundar uno nuevo.>>
También he barajado la opción de que, en los casos de desfalco de capitales, se deba devolver íntegramente la cantidad sustraída y desaparecida, y que, en su defecto, se compute dicha cantidad por años de cárcel, siendo las penas bastante duras. Sin embargo, con esto me estaría metiendo en otro tema que tiene, si cabe, más agujeros sin explicación que el propio político, y es el sistema judicial.
¡¡Amén!!
ResponderEliminarSi queremos que la política recupere su puesto como la más digna de las disciplinas humanas, debemos empezar por purgar todo el entramado de carroñeros y vampiros monetarios. Ni que decir tiene que el propio entramado será modificado en su tiempo...
En cuanto al espinoso caso del sistema judicial, es relativamente sencillo: basta con cortar de raíz todas las influencias y tejemanejes que el gobierno ha introducido en el sistema judicial, supeditándolo a intereses políticos. Recuperar un sistema judicial independiente, que realmente se vea la supuesta división de poderes en la que vivimos.
Y no solo en la justicia es donde habría que hacer purgas de ese tipo... ¿no has pensado en ese bastión de dinamita que son los medios de comunicación? ¿No crees que el impacto social, morbo y posterior aceptación de los escándalos (tipo Cachuli y Camps) ha sido promovido por los medios politizados que buscan darle a la gente "algo para entretenerse"? Como dijo Goebbels, una mentira repetida mil veces se convierte en verdad. La política está usando a los medios de comunicación (y a la propia falta de integridad de dichos medios) para hacer algo muy similar en estos casos.
Jose has publicado:
ResponderEliminar<>
Yo le añadiria a esto la eliminación total y posterior de ingreso de capital que recibira en su jubilación. Ahi que tener en cuenta que los alcaldes supuestamente no se jubilan, es el pueblo o ciudad quien los jubila. Debido a ello el gobierno le otorga un pago 75% mayor al que recibe una persona "que se jubila a los 65 o 67"
Saludos Nosë
Lo primero, gracias por darme vuestra opinión.
ResponderEliminarSalva, sería un buen paso para comenzar a meter mano al sistema judicial. Lo que pasa es que es un tema mucho más profundo y enrevesado. Todas las personas tenemos unas inclinaciones políticas viradas a las izquierdas o a las derechas, queramos o no, y los jueces no son ninguna excepción. Por eso es que PP y PSOE estén constantemente peleando por si nombrar a determinados jueces o a otros diferentes.
Es cierto que habría que cambiar el sistema judicial, pero, ¿por dónde empiezas? No tiene sentido que una persona sea condenada a 3.000 años de cárcel y salga a los 15, no tiene sentido que un hombre sea condenado al pago de 50 céntimos diarios por maltratar a su mujer, no es normal que si un ladrón entra en mi casa y para defenderme le rompa un brazo tenga derecho a denunciarme y pedir una indemnización. No es normal, pero sí usual, desgraciadamente. Es cierto que lo primero sería garantizar la independencia del poder judicial, pero, ¿arreglaríamos todos estos sinsentidos con eso?
Por tu parte, Juanfran, no tengo conocimiento sobre la jubilación o paga que reciben actualmente los alcaldes tras su cargo. Me voy a informar y te respondo. ;)
Ante eso, digo yo que el propio derecho (en todas sus variantes) es quién tiene la última palabra. Jueces fieles al derecho, no a la polaridad política. ¿O está también politizado el derecho, hacia la izquierda o la derecha?
ResponderEliminar(Igual estoy soltando sandeces, no estoy casi nada puesto en este tema o_ò)
A ver, es que queramos o no, la justicia, así como el derecho, sí, está llevada a cabo por personas, y las personas siempre están orientadas hacia un lado u otro, eso es algo que no podemos cambiar. (No te preocupes, en parte no me meto con el Sistema Judicial porque yo tampoco tengo suficiente conocimiento).
ResponderEliminarY se me ha quedado antes, no me había dado cuenta, el tema de los medios de comunicación. Creo que este es un tema más difícil de cambiar, ya que al fin y al cabo tanto las televisiones como los periódicos privados son eso, privados, empresas como cualquier otra que más allá de otra cosa lo que buscan es beneficio, y ¿qué es lo que más beneficio produce? Lamentablemente el morbo y el sensacionalismo.
Entonces, eso implica que ni la justicia ni el derecho son conceptos objetivos, sino subjetivos... y hacer que un concepto subjetivo sea asimilado por todos los seres humanos es prácticamente imposible. Como mínimo, necesita de presupuestos objetivos que lo respalden.
ResponderEliminarUn ejemplo: Pasa lo mismo con la formulación de "no matarás". Aunque se apoye en objetividades (matar es malo porque es un fratricidio, y el fratricidio es naturalmente malo), sustenta una afirmación subjetiva: la repulsa que nos provoca el asesinato.
Y ojo, el asesinato de nuestros SEMEJANTES... porque ante criminales, enfermos y similares, a algunas personas no les tiembla la mano a la hora de hacer de segadores. ¿Qué conceptos objetivos podemos aplicar en estos casos, para hacer que el "no matar" se convierta de ley subjetiva en ley universal?
El dilema que se plantea con la justicia es esencialmente el mismo: ¿cómo podemos saber cuando algo es justo y cuando no? ¿En qué circunstancias? ¿Qué es la justicia, en definitiva?
Y para esto no valen las definiciones de diccionario...
Bueno, yo estaba hablando de justicia y me he ido a filosofía profunda humana... joder, ya me ha pasado lo mismo que cuando pasé de hablar de filosofía a hablar de pokémon.
(Lo de los medios privados... la respuesta está en, como siempre, hacer a a gente más inteligente.)
Pues sí, acabas de topar con una de las mayores dificultades de nuestro sistema: los conceptos que, siendo subjetivos, se pretenden hacer universales. Otro de estos conceptos sería lo que llamamos "sentido común". ¿Cómo hacer que todos lo tengamos? ¿Cómo delimitar su ámbito de acción y presencia?
ResponderEliminarCreo que aquí chocamos con la parte que solo podemos cambiar de dos formas. Por una parte podemos (y debemos) cambiar eso dentro de nosotros mismos, modificar nuestra persona y crear unos valores éticos propios. Por otro lado, la otra cosa que podemos hacer es llevar a cabo una educación en valores que a la par de estricta esté basada en el cariño y aceptación.
Fuera de ahí no podemos pretender re-educar a personas que se niegan a hacerlo, porque cada cual piensa que la suya es la correcta forma de actuar.