Legalización de la prostitución
Es habitual hoy en día encontrarnos ciertas zonas de nuestra ciudad, generalmente marginales o en las afueras, frecuentadas por mujeres que venden su cuerpo cada día. Dejando aparte el impacto social de este tema (tratamos a las prostitutas como si no fueran personas, observándolas como una atracción de feria o un desecho social cuando pasamos con el coche por al lado de ellas), centrémonos en dos aspectos fundamentales: la situación de estas mujeres (teniendo en cuenta el grado de egoísmo e incapacidad empática de algunas personas, si a alguien no le causa preocupación este hecho sugiero que se imagine que fuera alguna hermana o hija suya la que se encontrase así) y el peliagudo tema de la trata de blancas.
Referente al primer tema, no creo que haya que hablar mucho sobre el grado de vulnerabilidad diaria de estas mujeres, que se exponen como cualquier otro producto en un mercado callejero al cualquiera puede acceder, sin ningún tipo de medida de seguridad, pasan las noches en las zonas más peligrosas de nuestro país. Y ya no hablemos solo del peligro a que llegue cualquier hombre (u hombres) y las agreda, sino que además deben esperar a que en cualquier momento llegue una patrulla de policía y las detenga, multándolas por ejercer. Todo esto unido a que, simplemente, en plena calle hace mucho, mucho frío dependiendo de la época del año y el lugar del país, hace que estas mujeres se ecuentren en extremo desprotegidas.
Y en lo que corresponde a la cuestión de la trata de blancas, también es conocida la terrible importancia que hoy en día tienen, tanto en España como en todo el mundo, el mercado de mujeres, a las que se obliga a mantener relaciones con hombres sin su consentimiento, destruyendo su autoestima, orgullo y dignidad.
Por tanto, legalicemos la prostitución para que las patrullas no puedan multar a estas mujeres por ejercer su trabajo, garanticémosles un lugar donde poder trabajar en condiciones humanas y de una forma segura y legal, regulada por el Estado como cualquier otro negocio. Por un lado hagamos esto, por el otro luchemos fervientemente contra la trata de blancas para que todas las mujeres que ejerzan la prostitución en nuestro país lo hagan de forma voluntaria. Aumentemos la importancia de este segmento de la policía para que esta legalización tenga sentido y podamos reducir el número de proxenetas sin escrúpulos que se esconden como ratas (aunque a veces, tristemente, no les haga falta) en nuestro país. Al legalizar la prostitución sacamos de sus escondites a estas ratas, ya que si las prostitutas trabajan en lugares legales, ¿para qué ir a otro sitio ilegal? Además, otro aspecto positivo sería la incorporación de este colectivo a las listas de la Seguridad Social, con sus correspondientes contribuciones a la Hacienda Pública, de la misma forma que cualquier otro trabajador.
Aceptemos que la prostitución es demandada en nuestra sociedad, no tratemos de esconderlo como si fuera un estúpido tabú del que no se puede hablar. Aceptémoslo, y de esta forma ayudemos a nuestras mujeres a vivir mejor, a las que quieren ejercer la prostitución a hacerlo de una forma segura y humana, y a las que no quieren, a que no tengan que hacerlo.
Motiva pensar que vivimos en un mundo simple que únicamente necesita de buenas ideas que lo mejoren, porque si algo caracteriza a nuestro mundo es eso, la total libertad para ser mejorado. ¡Hagámoslo! Construyamos una sociedad igual para todos y sin engaños, de manera que sea un poco más justa para todos cada día. Cambiemos el mundo, aunque solo estemos basados en unas ilusiones infundadas.
Este blog se divide en Reflexiones, Protestas y Reformas, con sus respectivas subdivisiones, todos estos, temas que podréis encontrar descritos en las pestañas de abajo y divididos en la parte derecha de la pantalla.
"Si puedes imaginarlo, puedes hacerlo." Walt Disney.
"Si puedes imaginarlo, puedes hacerlo." Walt Disney.
martes, 30 de agosto de 2011
viernes, 26 de agosto de 2011
Reforma económica I - Subcontratas
Ilegalización de las subcontratas en las obras públicas
Mediante un ejemplo presento un hecho que conocí durante una de esas divertidas e informativas clases de Economía en 1º de Bachillerato. Este hecho se da actualmente en nuestro país.
Hoy en día el Gobierno saca una oferta de una obra pública, una autovía, por ejemplo, para cuya construcción se ofrecen tres empresas: A, B, y C. Cada una de ellas presenta un presupuesto: 1.000.000€, 850.000€ y 925.000€, respectivamente.
Ante estos tres presupuestos el Gobierno encarga la construcción de la obra a la empresa B, y de esa forma consigue 150.000€ de ahorro con respecto a la empresa A para las arcas del Estado. Hasta aquí todo bien, sin embargo con esto no acaba la cosa, y es que no es la empresa B quien va a llevar a cabo la construcción.
La empresa B encarga a su vez la construcción de la autovía a una empresa, llamémosla Z, que realiza la obra por 700.000€, obteniendo como beneficio íntegro la diferencia de 150.000€. Por su parte la empresa Z comienza la construcción de la obra, que realiza dentro del plazo estipulado por el Gobierno. Hasta aquí, digamos, sin tener en cuenta el beneficio ilícito obtenido por la empresa B, todo bien.
Sin embargo, al año de haber concluido la obra, la autovía se desprende por un sector escarpado a causa de unas lluvias torrenciales. ¿Qué ha ocurrido? Pues ha ocurrido que todo el ahorro de costes obtenido tanto por la empresa B como por la empresa Z es a costa de la reducción de la calidad de los materiales utilizados y de obra en general. Por tanto, ¿qué ha ocurrido? Que el Estado ha pagado a la empresa que más barato hacía la autovía aun a sabiendas de que eso podía significar una construcción más deficiente. Después esta empresa no ha hecho el trabajo y se lo ha encargado a otra más pequeña que lo ha hecho aún más barato, embolsándose limpiamente parte del dinero que el Estado le había dado para realizar una construcción medianamente decente. En resumen, los perjudicados son los contribuyentes, que pagan por una obra mal realizada e incluso peligrosa.
"¿Y esto se permite, se produce aquí y hoy?" - pregunté yo.
"Pues sí, Jose, sí. Esto ocurre." - respondió resignadamente mi profesor.
"¿Pero... cómo, por qué?"
"Pues simplemente porque quien podría evitarlo no lo evita".
La carretera que comunica Almería con Málaga tuvo una serie de desprendimientos el año pasado, antes de que incluso estuviese terminada la construcción de toda la vía. A causa de eso desprendimientos algunos fragmentos de carretera se cerraron al público, que no pudo circular a causa del peligro. A partir de entonces el Estado tuvo que volver a pagar, esa vez, las reparaciones.
Por tanto, propongo, nada más y nada menos, la ilegalización de las subcontratas en las obras públicas, con el objetivo de que este hecho no se siga produciendo.
Mediante un ejemplo presento un hecho que conocí durante una de esas divertidas e informativas clases de Economía en 1º de Bachillerato. Este hecho se da actualmente en nuestro país.
Hoy en día el Gobierno saca una oferta de una obra pública, una autovía, por ejemplo, para cuya construcción se ofrecen tres empresas: A, B, y C. Cada una de ellas presenta un presupuesto: 1.000.000€, 850.000€ y 925.000€, respectivamente.
Ante estos tres presupuestos el Gobierno encarga la construcción de la obra a la empresa B, y de esa forma consigue 150.000€ de ahorro con respecto a la empresa A para las arcas del Estado. Hasta aquí todo bien, sin embargo con esto no acaba la cosa, y es que no es la empresa B quien va a llevar a cabo la construcción.
La empresa B encarga a su vez la construcción de la autovía a una empresa, llamémosla Z, que realiza la obra por 700.000€, obteniendo como beneficio íntegro la diferencia de 150.000€. Por su parte la empresa Z comienza la construcción de la obra, que realiza dentro del plazo estipulado por el Gobierno. Hasta aquí, digamos, sin tener en cuenta el beneficio ilícito obtenido por la empresa B, todo bien.
Sin embargo, al año de haber concluido la obra, la autovía se desprende por un sector escarpado a causa de unas lluvias torrenciales. ¿Qué ha ocurrido? Pues ha ocurrido que todo el ahorro de costes obtenido tanto por la empresa B como por la empresa Z es a costa de la reducción de la calidad de los materiales utilizados y de obra en general. Por tanto, ¿qué ha ocurrido? Que el Estado ha pagado a la empresa que más barato hacía la autovía aun a sabiendas de que eso podía significar una construcción más deficiente. Después esta empresa no ha hecho el trabajo y se lo ha encargado a otra más pequeña que lo ha hecho aún más barato, embolsándose limpiamente parte del dinero que el Estado le había dado para realizar una construcción medianamente decente. En resumen, los perjudicados son los contribuyentes, que pagan por una obra mal realizada e incluso peligrosa.
"¿Y esto se permite, se produce aquí y hoy?" - pregunté yo.
"Pues sí, Jose, sí. Esto ocurre." - respondió resignadamente mi profesor.
"¿Pero... cómo, por qué?"
"Pues simplemente porque quien podría evitarlo no lo evita".
La carretera que comunica Almería con Málaga tuvo una serie de desprendimientos el año pasado, antes de que incluso estuviese terminada la construcción de toda la vía. A causa de eso desprendimientos algunos fragmentos de carretera se cerraron al público, que no pudo circular a causa del peligro. A partir de entonces el Estado tuvo que volver a pagar, esa vez, las reparaciones.
Por tanto, propongo, nada más y nada menos, la ilegalización de las subcontratas en las obras públicas, con el objetivo de que este hecho no se siga produciendo.
Reforma social II - Adopción
Reducción de trabas en la adopción
Actualmente ha surgido el debate de las llamadas "mamás de alquiler", mujeres que alquilan su vientre durante nueve meses para tener un niño a cambio de dinero. Paralelamente, se mantiene el debate del aborto, con sus defensores y opositores. En ambos casos, como en la costosa adopción internacional, la situación de la adopción española juega un papel fundamental, ya que en las madres de alquiler son demandadas por parejas (o familias monoparentales) que ven como demasiado lejana o imposible la opción de la adopción. En el caso del aborto, uno de los argumentos en contra es que si una mujer va a tener un hijo para darlo en adopción es muy probable que crezca en un orfanato en pésimas condiciones durante toda su infancia.
Y es que actualmente, desde que una pareja solicita una adopción hasta que se le concede pueden pasar años, incluso décadas. Mientras tanto, los niños que podrían optar a vivir con las muchas familias que los quieren crecen alejados de un núcleo familiar, en un mundo frío y áspero. ¿Por qué mantenemos esta situación?¿Realmente necesitamos quince años para comprobar que una familia pueda ser apta para acoger a un nuevo miembro? Tendremos la misma posibilidad de equivocarnos en este aspecto si esperamos quince años que si esperamos cinco.
Un argumento en contra con el que me he topado algunas veces ya es que hay que tener cuidado con en manos de quién dejamos una vida indefensa. Sin embargo, ¿qué ganamos dejando pasar el tiempo de esa forma? Únicamente conseguimos tener orfanatos llenos de niños sin padres, padres que, en vista de la imposibilidad de tener un hijo, recurren a otros métodos, como los vientres de alquiler, la adopción internacional o la inseminación in vitro. Todo esto podríamos ahorrárnoslo haciendo una única cosa: facilitando la adopción.
Y es que actualmente, desde que una pareja solicita una adopción hasta que se le concede pueden pasar años, incluso décadas. Mientras tanto, los niños que podrían optar a vivir con las muchas familias que los quieren crecen alejados de un núcleo familiar, en un mundo frío y áspero. ¿Por qué mantenemos esta situación?¿Realmente necesitamos quince años para comprobar que una familia pueda ser apta para acoger a un nuevo miembro? Tendremos la misma posibilidad de equivocarnos en este aspecto si esperamos quince años que si esperamos cinco.
Un argumento en contra con el que me he topado algunas veces ya es que hay que tener cuidado con en manos de quién dejamos una vida indefensa. Sin embargo, ¿qué ganamos dejando pasar el tiempo de esa forma? Únicamente conseguimos tener orfanatos llenos de niños sin padres, padres que, en vista de la imposibilidad de tener un hijo, recurren a otros métodos, como los vientres de alquiler, la adopción internacional o la inseminación in vitro. Todo esto podríamos ahorrárnoslo haciendo una única cosa: facilitando la adopción.
Problemas de la sociedad española
Reflexionando sobre el sistema político español me he ido topando con la idea cada vez más clara, madura y concreta de que el problema de nuestra sociedad se encuentra en una serie de aspectos muy específicos. Estos puntos son tres, básicos, repetitivos y muy frecuentes en todo el ámbito de nuestra cultura, nuestra historia, nuestra política y, en resumen, nuestra sociedad.
El primer problema tendría su origen en la Edad Media o anteriores, y podemos encontrar su más clara representación en El Lazarillo de Tormes, reflejo de la sociedad española del siglo XVI. Desde entonces, y quién sabe desde cuándo hasta ahora, nuestra sociedad está marcada por la mentalidad de la supervivencia individual por delante del desarrollo y el bien del grupo. De esta forma, a las personas éticas se las etiqueta de tontas o ingenuas, y se considera que lo adecuado es aprovecharse al máximo del sistema para nuestro beneficio. Podríamos poner ejemplos hasta hartarnos: tender siempre a presentar lo mínimo posible en la declaración de la renta, llamar tonto a un amigo que se ha comprado un DVD original, no decir nada si el conductor del autobús no se da cuenta de que te has subido... etc, etc, etc.
Observando a más amplio plano he observado que este problema no se reduce únicamente al ámbito español, sino que es característica innata de todas las culturas latinas, es decir, todos los antiguos imperios romano (Portugal, España, Francia, Italia y los estados balcánicos) e hispano-portugués (centro y sudamérica), además de las colonias correspondientes durante el Imperialismo. Y si no, observemos, ¿cuáles son los paises más corruptos de la UE? Pues encabeza la lista Italia, donde en mi opinión la evidencia roza los límites del insulto a la sociedad italiana, seguida de Grecia, que ha engañado a toda la UE como ha querido, Rumanía y Bulgaria, donde el soborno es, digamos, demasiado habitual, y España, que para qué hablar más en este blog, entre otros. Este aspecto es diferenciador con respecto a países como Alemania, Suecia o Noruega, de mentalidades y culturas radicalmente diferentes. ¿Factores diferenciadores de ambas culturas, latina vs. germánica y nórdica? Quizá factores geográficos, como el clima o la latitud; religiosos, como la influencia de la Iglesia católica y la separación de la protestante; o económicos, como el diferente nivel de desarrollo actual (aunque esto, más que causa, sería consecuencia). En cualquier caso, este aspecto trae consigo una gran lastra.
El hecho en sí de que cada individuo se preocupe más por su bien que por el de la comunidad dificulta en gran medida el desarrollo de dicha sociedad. En los países nórdicos disfrutan de un estupendo sistema educativo, sin embargo, tienen los impuestos más altos de toda Europa, y es que todo tiene un precio. Por el lado contrario estamos nosotros, que queremos una Seguridad Social igual de generosa, una educación que sencillamente funcione y unas buenas infraestucturas pero en el momento en que el Gobierno sube un 2% el IVA todo el mundo se echa a la calle: "¡Es que no hay derecho!" - gritan las masas. Y también gritan con parte de razón, porque en otros países la casta política no se gasta el dinero inútilmente sin consultar a nadie. Hagamos mención a que por una parte España solo ha llevado a cabo dos referéndums desde que es democrática, mientras que, por ejemplo Suecia, ha celebrado más de cincuenta; y por otra parte rememoremos la multimillonaria cantidad que gastó la Junta de Andalucía en instalar unos ordenadores en todos los centros de secundaria, ordenadores que no se han utilizado y ya están en un estado lamentable. Es cierto que hay espacio para la indignación, pero ¿por quién empezar, por gobernantes o gobernados?
El segundo problema se encontraría en un ámbito igual de interno que el anterior y está formado por una doble dificultad. Estas dos dificultades son la ignorancia profunda y crónica de nuestros individuos y, lo que es más grave, la predisposición a permanecer ignorante, es decir, la negación al aprendizaje. Siendo el segundo aspecto mucho más grave y perjudicial que el primero, nos encontramos con que vivimos en un país (no alcanzo a saber si en otras culturas se presenta el mismo problema) de personas ignorantes adaptadas a un modo de vivir que no están dispuestas a cambiar.
Para tratar de explicar este segundo problema me centraré en lo que he visto acerca de la actividad profesional de mis dos padres, una coach (de la que hablaré únicamente del tema educacional con jóvenes) y un agricultor (involucrado en temas de alta cooperación dentro del campo almeriense), ambos con inquietudes de mejora, innovación y desarrollo. Referente a la primera, la cantidad de jóvenes que cada año abandonan el sistema educativo es simplemente estremecedor. Si hurgamos un poco en el porqué de estos abandonos llegamos muy fácilmente a darnos cuenta de que la raíz se encuentra en el núcleo familiar, un núcleo familiar que aunque vea la evidencia de que es el causante de los males de su hijo, no hace nada por remediarlo. En lo que afecta al segundo aspecto, dentro de este campo almeriense se evidencia la inminente necesidad de innovación, colaboración, unión y, por supuesto, formación, para hacer frente a la agresiva competencia y los grandes clientes y proveedores. No obstante, aunque esta necesidad es igual de evidente para todos, unos pocos tienen que tirar día a día del resto para hacer posible ese avance, del que tantos recelan y que tantos dificultan. Cada día que paso con mis padres los veo llegar del trabajo a ambos por igual, frustrados por la ignorancia generalizada de las personas y su negativa a abandonar dicha ignorancia. Los padres no quieren formarse para serlo, aunque pueda sonar fuerte, los agricultores tampoco.
Por último, el tercer problema que azota a nuestra sociedad, y éste sí es un aspecto "typical spanish", es la eterna división del país. Antes del siglo XIX, el campo se dividía en señores feudales y campesinos; en la primera mitad de este siglo estos cambiron a grandes propietarios y jornaleros. En las ciudades, con el avance de la revolución industrial, aparecieron burgueses y proletarios, que también se pueden traducir en conservadores y liberales, carlistas e isabelinos, monárquicos y republicanos... Ya en el siglo XX la división se perpetúa: fascistas y comunistas y anarquistas, rojos y fachas, izquierdas y derechas.
Hoy en día esta división se mantiene entre los votantes de PP y PSOE. ¿A dónde nos lleva esta división? Nos lleva a un país desequilibrado, desunido, un país en el que las diferentes opiniones no se escuchan, se convencen, y en el que los abuelos se mataban entre ellos mientras los hijos tratan de olvidarlos y los nietos de desenterrarlos. Esta situación nos lleva un país bipolar, en el que o gobierna A o B, no existe C. Gracias a esta división hoy en día podemos ver en televisión cómo el candidato socialista se parte el espinazo en demostrarnos que, aunque no ha hecho absolutamente nada para luchar contra la crisis en esto ocho años, ahora tiene la solución, mientras el candidato popular no se molesta en hacer nada fuera de lo común ni demasiados esfuerzos, pues sabe que, al fin y al cabo, resultará elegido por amplia mayoría. ¿Qué puede pasar si no en un país donde solo pueden salir elegidos dos partidos?
¿Las soluciones a estos problemas? Quién las sabe, porque yo no. Solo cabe esperar a que el tiempo nos haga olvidar las lastras del pasado de forma que vayamos cambiando poco a poco, lentamente. Si alguien tiene el truco del almendruco debajo de la manga, como Rubalcaba, y me lo quiere enseñar, le escucharé encantado.
El primer problema tendría su origen en la Edad Media o anteriores, y podemos encontrar su más clara representación en El Lazarillo de Tormes, reflejo de la sociedad española del siglo XVI. Desde entonces, y quién sabe desde cuándo hasta ahora, nuestra sociedad está marcada por la mentalidad de la supervivencia individual por delante del desarrollo y el bien del grupo. De esta forma, a las personas éticas se las etiqueta de tontas o ingenuas, y se considera que lo adecuado es aprovecharse al máximo del sistema para nuestro beneficio. Podríamos poner ejemplos hasta hartarnos: tender siempre a presentar lo mínimo posible en la declaración de la renta, llamar tonto a un amigo que se ha comprado un DVD original, no decir nada si el conductor del autobús no se da cuenta de que te has subido... etc, etc, etc.
Observando a más amplio plano he observado que este problema no se reduce únicamente al ámbito español, sino que es característica innata de todas las culturas latinas, es decir, todos los antiguos imperios romano (Portugal, España, Francia, Italia y los estados balcánicos) e hispano-portugués (centro y sudamérica), además de las colonias correspondientes durante el Imperialismo. Y si no, observemos, ¿cuáles son los paises más corruptos de la UE? Pues encabeza la lista Italia, donde en mi opinión la evidencia roza los límites del insulto a la sociedad italiana, seguida de Grecia, que ha engañado a toda la UE como ha querido, Rumanía y Bulgaria, donde el soborno es, digamos, demasiado habitual, y España, que para qué hablar más en este blog, entre otros. Este aspecto es diferenciador con respecto a países como Alemania, Suecia o Noruega, de mentalidades y culturas radicalmente diferentes. ¿Factores diferenciadores de ambas culturas, latina vs. germánica y nórdica? Quizá factores geográficos, como el clima o la latitud; religiosos, como la influencia de la Iglesia católica y la separación de la protestante; o económicos, como el diferente nivel de desarrollo actual (aunque esto, más que causa, sería consecuencia). En cualquier caso, este aspecto trae consigo una gran lastra.
El hecho en sí de que cada individuo se preocupe más por su bien que por el de la comunidad dificulta en gran medida el desarrollo de dicha sociedad. En los países nórdicos disfrutan de un estupendo sistema educativo, sin embargo, tienen los impuestos más altos de toda Europa, y es que todo tiene un precio. Por el lado contrario estamos nosotros, que queremos una Seguridad Social igual de generosa, una educación que sencillamente funcione y unas buenas infraestucturas pero en el momento en que el Gobierno sube un 2% el IVA todo el mundo se echa a la calle: "¡Es que no hay derecho!" - gritan las masas. Y también gritan con parte de razón, porque en otros países la casta política no se gasta el dinero inútilmente sin consultar a nadie. Hagamos mención a que por una parte España solo ha llevado a cabo dos referéndums desde que es democrática, mientras que, por ejemplo Suecia, ha celebrado más de cincuenta; y por otra parte rememoremos la multimillonaria cantidad que gastó la Junta de Andalucía en instalar unos ordenadores en todos los centros de secundaria, ordenadores que no se han utilizado y ya están en un estado lamentable. Es cierto que hay espacio para la indignación, pero ¿por quién empezar, por gobernantes o gobernados?
El segundo problema se encontraría en un ámbito igual de interno que el anterior y está formado por una doble dificultad. Estas dos dificultades son la ignorancia profunda y crónica de nuestros individuos y, lo que es más grave, la predisposición a permanecer ignorante, es decir, la negación al aprendizaje. Siendo el segundo aspecto mucho más grave y perjudicial que el primero, nos encontramos con que vivimos en un país (no alcanzo a saber si en otras culturas se presenta el mismo problema) de personas ignorantes adaptadas a un modo de vivir que no están dispuestas a cambiar.
Para tratar de explicar este segundo problema me centraré en lo que he visto acerca de la actividad profesional de mis dos padres, una coach (de la que hablaré únicamente del tema educacional con jóvenes) y un agricultor (involucrado en temas de alta cooperación dentro del campo almeriense), ambos con inquietudes de mejora, innovación y desarrollo. Referente a la primera, la cantidad de jóvenes que cada año abandonan el sistema educativo es simplemente estremecedor. Si hurgamos un poco en el porqué de estos abandonos llegamos muy fácilmente a darnos cuenta de que la raíz se encuentra en el núcleo familiar, un núcleo familiar que aunque vea la evidencia de que es el causante de los males de su hijo, no hace nada por remediarlo. En lo que afecta al segundo aspecto, dentro de este campo almeriense se evidencia la inminente necesidad de innovación, colaboración, unión y, por supuesto, formación, para hacer frente a la agresiva competencia y los grandes clientes y proveedores. No obstante, aunque esta necesidad es igual de evidente para todos, unos pocos tienen que tirar día a día del resto para hacer posible ese avance, del que tantos recelan y que tantos dificultan. Cada día que paso con mis padres los veo llegar del trabajo a ambos por igual, frustrados por la ignorancia generalizada de las personas y su negativa a abandonar dicha ignorancia. Los padres no quieren formarse para serlo, aunque pueda sonar fuerte, los agricultores tampoco.
Por último, el tercer problema que azota a nuestra sociedad, y éste sí es un aspecto "typical spanish", es la eterna división del país. Antes del siglo XIX, el campo se dividía en señores feudales y campesinos; en la primera mitad de este siglo estos cambiron a grandes propietarios y jornaleros. En las ciudades, con el avance de la revolución industrial, aparecieron burgueses y proletarios, que también se pueden traducir en conservadores y liberales, carlistas e isabelinos, monárquicos y republicanos... Ya en el siglo XX la división se perpetúa: fascistas y comunistas y anarquistas, rojos y fachas, izquierdas y derechas.
Hoy en día esta división se mantiene entre los votantes de PP y PSOE. ¿A dónde nos lleva esta división? Nos lleva a un país desequilibrado, desunido, un país en el que las diferentes opiniones no se escuchan, se convencen, y en el que los abuelos se mataban entre ellos mientras los hijos tratan de olvidarlos y los nietos de desenterrarlos. Esta situación nos lleva un país bipolar, en el que o gobierna A o B, no existe C. Gracias a esta división hoy en día podemos ver en televisión cómo el candidato socialista se parte el espinazo en demostrarnos que, aunque no ha hecho absolutamente nada para luchar contra la crisis en esto ocho años, ahora tiene la solución, mientras el candidato popular no se molesta en hacer nada fuera de lo común ni demasiados esfuerzos, pues sabe que, al fin y al cabo, resultará elegido por amplia mayoría. ¿Qué puede pasar si no en un país donde solo pueden salir elegidos dos partidos?
¿Las soluciones a estos problemas? Quién las sabe, porque yo no. Solo cabe esperar a que el tiempo nos haga olvidar las lastras del pasado de forma que vayamos cambiando poco a poco, lentamente. Si alguien tiene el truco del almendruco debajo de la manga, como Rubalcaba, y me lo quiere enseñar, le escucharé encantado.
martes, 23 de agosto de 2011
Reforma social I - Descargas ilegales
Acerca del problema de las descargas ilegales
En este mundo globalizado e informatizado es bien conocido el problema que se ha generado por la difusión ilegal de producciones intelectuales (música, películas, libros...) en páginas web por parte de intermediarios totalmente ajenos a dicha producción, con su correspondente retribución hacia estos intermediarios en lugar de a sus autores.
Esta situación beneficia indudablemente y en primer lugar a los propietarios de las páginas web, que cobran por la publicidad expuesta en las páginas en las que los consumidores bajan los archivos "ilegales". Los segundos beneficiados, y de un modo relativo pues la calidad obtenida es bastante deficiente, son los consumidores. Por otra parte, los únicos perjudicados son todas las personas relacionadas con la producción de estas creaciones culturales, tanto directa como indirectamente.
De esta forma se presenta la necesidad de crear una solución que beneficie a los perjudicados autores y que no perjudique a los relativamente beneficiados consumidores, pudiendo incluso aumentar la situación de éstos. Esta cambio podría llevarse a cabo en detrimento de la privilegiada situación de los intermediarios ajenos al proceso tanto de producción como de consumo. Presentemos sin más dilación dicha solución:
La solución a este problema pasaría por crear una página web oficial del Estado, en la cual se expusieran GRATUITAMENTE todos los productos culturales que el consumidor deseara, fueran música, películas o libros (en caso de que haya más y yo no haya caído agradecería que se me dijese). Paralelamente, en los laterales, por ejemplo, como se puede ver en la mayoría de páginas web, se expondría publicidad.
Esta publicidad estaría iría dirigida a pequeñas y medianas empresas que necesitaran publicitarse y quisieran utilizar este medio para hacerlo. De esta forma conseguiríamos varias cosas. Por una parte, se ayudaría a estas PYMES a promocionarse; por otra parte, se conseguiría que la página generara unos ingresos que irían destinados a remunerar a los creadores intelectuales (tantos directos, como indirectos) de forma proporcional al número de descargas de cada archivo. Es decir, si un archivo A es descargado X veces, y un archivo B es descargado 2X veces, los creadores del archivo B recibirían el doble de ingresos que de A.
De esta forma, la misma sociedad estaría costeando los beneficios de los artistas, si bien no lo estarían haciendo los consumidores, que podrían acceder a sus archivos favoritos de una forma gratuita. Los mayores beneficiados de este sistema serían, en primera instancia, los creadores artísticos, que se verían en la misma situación que ahora, con la notable diferencia de que percibirían ingresos por la difusión de sus creaciones. En segundo lugar también se verían beneficiados los consumidores, pues, al ser productos oficiales, deberían ser de mayor calidad que los obtenidos ilegalmente. En segundo plano quedarían los intermediarios, que quedarían marginados de la red de distribución de descargas.
Esta situación beneficia indudablemente y en primer lugar a los propietarios de las páginas web, que cobran por la publicidad expuesta en las páginas en las que los consumidores bajan los archivos "ilegales". Los segundos beneficiados, y de un modo relativo pues la calidad obtenida es bastante deficiente, son los consumidores. Por otra parte, los únicos perjudicados son todas las personas relacionadas con la producción de estas creaciones culturales, tanto directa como indirectamente.
De esta forma se presenta la necesidad de crear una solución que beneficie a los perjudicados autores y que no perjudique a los relativamente beneficiados consumidores, pudiendo incluso aumentar la situación de éstos. Esta cambio podría llevarse a cabo en detrimento de la privilegiada situación de los intermediarios ajenos al proceso tanto de producción como de consumo. Presentemos sin más dilación dicha solución:
La solución a este problema pasaría por crear una página web oficial del Estado, en la cual se expusieran GRATUITAMENTE todos los productos culturales que el consumidor deseara, fueran música, películas o libros (en caso de que haya más y yo no haya caído agradecería que se me dijese). Paralelamente, en los laterales, por ejemplo, como se puede ver en la mayoría de páginas web, se expondría publicidad.
Esta publicidad estaría iría dirigida a pequeñas y medianas empresas que necesitaran publicitarse y quisieran utilizar este medio para hacerlo. De esta forma conseguiríamos varias cosas. Por una parte, se ayudaría a estas PYMES a promocionarse; por otra parte, se conseguiría que la página generara unos ingresos que irían destinados a remunerar a los creadores intelectuales (tantos directos, como indirectos) de forma proporcional al número de descargas de cada archivo. Es decir, si un archivo A es descargado X veces, y un archivo B es descargado 2X veces, los creadores del archivo B recibirían el doble de ingresos que de A.
De esta forma, la misma sociedad estaría costeando los beneficios de los artistas, si bien no lo estarían haciendo los consumidores, que podrían acceder a sus archivos favoritos de una forma gratuita. Los mayores beneficiados de este sistema serían, en primera instancia, los creadores artísticos, que se verían en la misma situación que ahora, con la notable diferencia de que percibirían ingresos por la difusión de sus creaciones. En segundo lugar también se verían beneficiados los consumidores, pues, al ser productos oficiales, deberían ser de mayor calidad que los obtenidos ilegalmente. En segundo plano quedarían los intermediarios, que quedarían marginados de la red de distribución de descargas.
viernes, 19 de agosto de 2011
Comunismo, bonita utopía.
El comunismo, ese curioso sistema político, social, económico y administrativo al que algunos aman y tantos temen. Pesadilla del mundo capitalista, este concepto se ha visto asociado a dictaduras tales como la de la antigua URSS o Corea del Norte, que bien poco difieren de las apoyadas por EEUU en Centro y Sudamérica. ¿Pero qué es realmente el comunismo? ¿Realmente lo sabemos?
Podríamos responder que sí, sí sabemos lo que es, puesto que ya se ha dado o se da en muchos países (la ya mencionada URSS, China, Cuba, Angola, Albania, Corea, Vietnam...). Sin embargo, aunque la he escuchado en numerosas ocasiones, difiero de esta afirmación; actualmente, a día 19 de Agosto de 2011, aún no hemos sido testigos de una verdadera aplicación del comunismo sin desvirtuaciones, es decir, sin segundos intereses políticos o personales.
Y es que, en sí mismo, el comunismo es un sistema que unifica las oportunidades y derechos y garantiza un mínimo de vida digna para absolutamente todos los que se encuentren dentro de un país. Esto se consigue sacrificando una punta de desarrollo que sí explota en capitalismo en detrimento de, en numerosas situaciones, la vida de los más débiles o desfavorecidos. Realizando una metáfora, el comunismo sería un coche que circula por una carretera a noventa para no sufrir accidentes y que se para cuando alguien de dentro lo necesita; por su parte, el capitalismo circularía a 130, llegaría antes a su destino pero de vez en cuando sufriría accidentes y los ocupantes que quisieran ir al servicio tendrían que, simplemente, aguantarse a llegar.
Hasta aquí todo bien, pero ¿verdaderamente es posible la aplicación de un sistema comunista no desvirtuado? Mi respuesta es resignadamente negativa. Sea porque tiene razón Rousseau y la sociedad nos hace mezquinos y avaros, o porque Hobbes está en lo cierto y el hombre es un lobo para el hombre ya de por sí, tenemos que para la aplicación de este comunismo sin ninguna desvirtuación deberíamos borrar de un plumazo todos los arrebatos egoístas que nos empujarían a querer tener más que nuestro vecino, a querer llegar más lejos que el de al lado. En algún momento alguien se quejaría de que ha trabajado más para obtener lo mismo (por favor... ¿es que eso no ocurre ahora?)
Y es que un correcto sistema comunista, dejando al lado todas las lastras soviéticas, premiaría el esfuerzo (y no dando medallitas, como hacían en Rusia), ocuparía a cada persona en la que fuera su mayor fortaleza y/o gusto, permitiría la libertad de expresión (en efecto, la democracia y el comunismo no tienen por qué ser enemigos).. etc. Y, sobre todo, no trataría de competir contra el capitalismo.
Sin embargo, tenemos que todos esos sentimientos y egoísmos están ahí, no pueden ser obviados, por lo que el comunismo debe ser, a día de hoy, una utopía con la que poder soñar antes de irse a dormir. Una utopía que, en el mundo en el que vivimos, no tiene cabida. No tiene cabida entre tanta corrupción, tantos intereses, tanta necesidad de acumular y derrochar y tantos espejismos y fantasmas.
Así que, como dice el nombre de la película,
Good bye, Lenin.
Podríamos responder que sí, sí sabemos lo que es, puesto que ya se ha dado o se da en muchos países (la ya mencionada URSS, China, Cuba, Angola, Albania, Corea, Vietnam...). Sin embargo, aunque la he escuchado en numerosas ocasiones, difiero de esta afirmación; actualmente, a día 19 de Agosto de 2011, aún no hemos sido testigos de una verdadera aplicación del comunismo sin desvirtuaciones, es decir, sin segundos intereses políticos o personales.
Y es que, en sí mismo, el comunismo es un sistema que unifica las oportunidades y derechos y garantiza un mínimo de vida digna para absolutamente todos los que se encuentren dentro de un país. Esto se consigue sacrificando una punta de desarrollo que sí explota en capitalismo en detrimento de, en numerosas situaciones, la vida de los más débiles o desfavorecidos. Realizando una metáfora, el comunismo sería un coche que circula por una carretera a noventa para no sufrir accidentes y que se para cuando alguien de dentro lo necesita; por su parte, el capitalismo circularía a 130, llegaría antes a su destino pero de vez en cuando sufriría accidentes y los ocupantes que quisieran ir al servicio tendrían que, simplemente, aguantarse a llegar.
Hasta aquí todo bien, pero ¿verdaderamente es posible la aplicación de un sistema comunista no desvirtuado? Mi respuesta es resignadamente negativa. Sea porque tiene razón Rousseau y la sociedad nos hace mezquinos y avaros, o porque Hobbes está en lo cierto y el hombre es un lobo para el hombre ya de por sí, tenemos que para la aplicación de este comunismo sin ninguna desvirtuación deberíamos borrar de un plumazo todos los arrebatos egoístas que nos empujarían a querer tener más que nuestro vecino, a querer llegar más lejos que el de al lado. En algún momento alguien se quejaría de que ha trabajado más para obtener lo mismo (por favor... ¿es que eso no ocurre ahora?)
Y es que un correcto sistema comunista, dejando al lado todas las lastras soviéticas, premiaría el esfuerzo (y no dando medallitas, como hacían en Rusia), ocuparía a cada persona en la que fuera su mayor fortaleza y/o gusto, permitiría la libertad de expresión (en efecto, la democracia y el comunismo no tienen por qué ser enemigos).. etc. Y, sobre todo, no trataría de competir contra el capitalismo.
Sin embargo, tenemos que todos esos sentimientos y egoísmos están ahí, no pueden ser obviados, por lo que el comunismo debe ser, a día de hoy, una utopía con la que poder soñar antes de irse a dormir. Una utopía que, en el mundo en el que vivimos, no tiene cabida. No tiene cabida entre tanta corrupción, tantos intereses, tanta necesidad de acumular y derrochar y tantos espejismos y fantasmas.
Así que, como dice el nombre de la película,
Good bye, Lenin.
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