Dentro de la condición humana se encuentra la cualidad de no morder la mano que nos da de comer. En el caso de los políticos, esta mano somos todos nosotros, los contribuyentes, lo que explica el tan ferviente amor de estas personas al poder. Este artículo, así como el VI, tiene como meta modificar este hecho.
El artículo IV se encuentra en torno a la afirmación de que la única fuente de ingresos dentro de la vida profesional de un político no puede ser en ningún caso la misma política, pues se genera de esta forma una dependencia y miedo a perderla que nos lleva a aferrarnos como a un clavo ardiendo a esta actividad, a cualquier precio. Los aspirantes a políticos deberán contar con una carrera profesional previa al cargo, la cual se verá retomada o sustituida a la conclusión de éste. No queremos políticos de profesión que abandonen los estudios a los dieciséis años para introducirse en un partido y durar chupando del bote dentro de éste toda su vida. No queremos parásitos, queremos que la política sea una actividad dinámica en la cual participe el pueblo, no una constante minoría circulante que personalmente me recuerda a la de cierto programa televisivo de la cadena de la mala rima.
Por tanto:
<<Toda persona que se quiera dedicar a la política deberá avalar que durante un cierto tiempo se ha dedicado a una actividad profesional ajena a ésta. Respecto a esta actividad la política significará un paréntesis el cual, una vez concluido, retornará en la actividad anterior o en su defecto en otra diferente.>>
A este respecto veo algunos problemas.
ResponderEliminar1- El más obvio, sería que los candidatos a política podrían limitarse a haber sido "empleados de tal" o "trabajado en cual"... de nombre. Es decir, que nunca se hubieran dedicado plenamente a esa actividad, sino que simplemente esta habría sido una fachada -para acceder a su verdadero interés: la política.
¿Esto que conlleva? Que este fenómeno se de mucho más frecuentemente, creando trabajadores incompetentes en ciertos sectores, ya que nunca se tomarían el trabajo en serio... con los consecuentes resentimientos que ello conlleva. O incluso, podrían aparecer nuevos puestos de trabajo o nuevos "trabajos" cuya función sería dar esa cobertura para acceder a la política, y nada más.
Es como los negocios de Compro oro: ante las circunstancias (la crisis) emergieron como churros. Temo que puedan darse casos similares. Así que habría que imponer unas condiciones de aval EXTREMADAMENTE estrictas. Al menos en este país...
2- El segundo, es mitad coña mitad refutación seria: si alguien se dedica a una actividad y acaba gustándole y ejerciéndola de forma eficiente, el número de políticos disminuirá drásticamente. (Por no hablar de que alguien con la suficiente inteligencia y sentido de la moral para dedicarse a un trabajo honrado, difícilmente se sentirá atraído por el viejo arte.)
Lo de la mala rima me ha matado. XD Spain is different, definitely...
Veamos:
ResponderEliminarRespecto a tu primer comentario, en caso de que fuera así, que se hiciera una tapadera y realmente no fuera un trabajo real, ya sería más de lo que es actualmente. Y es que hoy en día alguien que no tiene ni la ESO puede adherirse a un partido y comenzar a acercarse a las personas justas para, sin hacer gran cosa, estar mamando.
Sin embargo, no nos vamos a conformar con que sea mejor de lo que ya es, sino que tenemos que aspirar a la perfección para, aunque no la consigamos, poder acercarnos aunque sea de lejos. Y es que tú estás haciendo mención a la trampa que toda ley tiene. Si bien no pensé justamente en esto antes, sí que se me pasó algo similar por la mente, por lo que diseñé el artículo V, que establece la necesidad de unos requisitos para acceder a los diferentes cargos políticos.
Es evidente que ambas medidas deberían de ir acompañadas de una correcta aplicación, como toda ley. Pienso que eso vendría más tarde, pero no vendría mal comenzar a detallarlo, ciertamente.
Y concerniente a tu segundo comentario, dudo que en España escasearan los políticos, pero, si llegáramos a tan curioso paradero es cierto que habría que cambiar la legislación. Podríamos tenerlo en cuenta para que en tal caso no nos pillara el toro.